Un final anunciado: en una crisis financiera aguda y sin salvavidas oficial, SanCor agita el fantasma de la venta

El año no podía haber empezado de la peor manera para uno de los emblemas del cooperativismo en la Argentina.

Tras concluir un 2016 con pérdidas del orden de los $2.400 millones -unos $6,5 millones diarios-, la firma SanCor hoy día muestra un estado financiero tal que muchos en el sector califican como de “quiebra encubierta”.

Una prueba de ello, según señalaron distintos actores de la actividad, es la última deuda contraída con sus proveedores de leche en la provincia de Buenos Aires.

Tras la entrega de cheques por la materia prima adquirida en diciembre, la láctea tuvo que pedirle a los tamberos el cambio de esos documentos por obligaciones con vencimientos más largos, que se extienden a la segunda parte de 2017.

“La empresa viene reconociendo que enfrenta una complicación financiera muy aguda”, indicó a este medio un proveedor del oeste bonaerense.

“Recientemente informó el reemplazo de los cheques emitidos en diciembre por otros que podrán ser depositados más adelante. Explicó que sí o sí debía hacer un corrimiento porque no contaba con los recursos para afrontarlos”, completó.

Daniel Villulla, gerente de Caprolecoba -cámara que nuclea a los productores de leche de la cuenca oeste bonaerense- alertó sobre los inconvenientes de SanCor para cumplir con los compromisos asumidos. Señaló además que no está logrando conseguir las fuentes de financiamiento necesarias para afrontar los pagos en tiempo y forma.

“Es una situación recurrente aunque ahora reviste un tono más grave. La firma deberá reestructurarse y este proceso va a dejar a muchos heridos en el camino”, comentó un experto del sector a iProfesional.

La discusión en torno al desmedido tamaño de la empresa es una constante. Por otro lado, representantes de la actividad aseguraron a este medio que el margen de maniobra, cada día que pasa, es más acotado.

Entre los cooperativistas no hay dudas sobre cuáles son las alternativas: obtener financiamiento o avanzar con la venta de la mayor parte del negocio de SanCor.

“En la compañía hay quienes plantean la posibilidad de acceder a un crédito importante otorgado por un grupo grande de bancos. Claro ese dinero estaría sujeto a condiciones. Una de ellas es que achique su estructura, que es una de las causas de su estado actual”, indicó Villulla.

En caso de que no llegue el salvataje financiero, la alternativa de la venta aparece como la próxima estadía. Dentro de SanCor está la certeza de que el macrismo no saldrá a conseguirle los negocios que garanticen la supervivencia de la compañía, a diferencia de lo que ocurriera en la etapa kirchnerista.

“Cuando Venezuela cortó totalmente los pagos por la leche en polvo que le vendía, el Gobierno ayudó a paliar el problema abriendo canales de venta en Brasil”, afirmó a iProfesional un analista del sector vinculado con la Federación Agraria.

“Sin embargo, en lugar de bajar su déficit y su tamaño, la empresa siguió funcionando mal. Para Cambiemos, esa muestra fue suficiente. No vio voluntad en la dirección de la firma de modificar las cosas y por eso ahora no intervendrá”, completó.

Plata o venta
Las pocas probabilidades de que el Gobierno la ayude, un eventual crédito pero atado a condiciones “duras” y dificultades inherentes al sector hacen que varios directivos consideren que llegó el momento de vender la mayor parte de la empresa.

Organizaciones como Caprolecoba indicaron que entre los interesados aparece un “peso pesado” como Coca Cola, que muestra pretensiones de marcar su presencia en el negocio de la leche y sus derivados.

“SanCor ya se desprendió de sus líneas más redituables, por lo que sólo le quedaría vender casi en su totalidad las plantas y unidades de producción que aún mantiene”, dijo Villulla.

Para los empleados y tamberos, todo esto es una verdadera pesadilla. Siguen a la espera de que aparezca una ayuda financiera, ya sea estatal o internacional”, expresó.

Hasta el momento, el único pronunciamiento oficial respecto de la situación de SanCor corrió por cuenta de la provincia de Santa Fe. Pedro Morini, secretario de Lechería local, afirmó que la compañía está “dando retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas”.

“Se ve obligada a asociarse, tal como lo hizo para las unidades de negocios de leches maternizadas, postres y yogures. En estos casos, acordó que SanCor seguiría elaborando los productos pero cedió la parte comercial”, sostuvo.

En el sector hay claro consenso de que para recuperarse necesitará de una fuerte inyección de capital. Por lo pronto, la láctea viene llevando a cabo un proceso de desarticulación de algunas unidades productivas.

En el segundo semestre del año pasado redujo la operatoria de su planta en Coronel Charlone, partido bonaerense de General Villegas, donde inició un cierre progresivo.

La planta allí cuenta con una dotación que supera el medio centenar de dependientes. El cierre completo tendría un impacto letal sobre la economía de la zona, donde produce buena parte de su batería de quesos, entre ellos el reconocido “Azul”.

Ya en la provincia de Córdoba, Gustavo Tévez, intendente de Brinkmann, presentó un pedido de audiencia al directorio de SanCor para que aclare los rumores que dan cuenta del cierre de la planta en esa localidad.

“A raíz de las sucesivas crisis, se dio un permanente achicamiento del personal, pasando de una planta de más de 400 dependientes a una que apenas supera los 100”, indicó. Además, desde hace ya seis meses que viene abonando el sueldo desdoblado.

“Exigimos que se revele la situación de la empresa y que se exponga con claridad cuál es el plan para salir adelante”, remarcó Héctor Ponce, Secretario General de Atilra (Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina), en una carta enviada al presidente de SanCor, Gustavo Ferrero.

“Las dificultades tienen su origen en problemas estructurales, la adquisición de empréstitos onerosos y una incorrecta visión de los escenarios nacional e internacional”, expresó.

Según Ponce, SanCor tuvo que desprenderse de algunos de los activos más importantes de su portfolio de negocios, como el de los productos frescos, para financiar los desajustes presupuestarios.

El directivo de Atilra consideró que los importes recibidos por esas ventas o alianzas, como en el caso de la leche maternizada, nunca fueron aprovechados para encarar una reestructuración empresarial y financiera seria.

Así, “los problemas estructurales se fueron agravando y hoy la empresa se encuentra en un estado que nos hace vislumbrar que tiene muy seriamente comprometida su continuidad en el corto plazo”, advirtió.

Brutal sobredimensionamiento
“Lo que pierde SanCor no tiene parangón. Viene siendo presa de sus propios errores, más allá del contexto general”, sostuvo a iProfesional Manuel Ocampo, referente de la Asociación de Productores de Leche (APL).

Hugo Biolcati, ex presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), consideró que tiene complicaciones que le son propias, si bien su delicada situación forma parte de un marco de crisis generalizada.

La compañía cuenta con unos 1.400 productores asociados como proveedores de su principal materia prima: la leche.

Especialistas del rubro dieron cuenta de algunas cuestiones que agravaron su situación comercial y financiera, como su tamaño desmedido, mano de obra de bajo rendimiento y una interna sindical compleja.

“SanCor acumula muchos años de rendimientos negativos. Arrastra una pésima gestión y una estructura improductiva que se refleja en sus balances”, sostuvo Manuel Ocampo, de APL.

El experto indicó que la firma cuenta con 4.700 empleados y que “por la leche y el total de productos que elabora no debería tener más de 1.000”.
En otras palabras, cuenta con casi cinco veces más de personal que el requerido. Según el entrevistado, opera con 12 plantas cuando podría concentrar toda su producción en apenas dos.

“No llega a procesar 4 millones de litros de leche por día. Debe estar en el orden de los 1.400 millones de litros anuales, una cifra muy escasa para toda su capacidad instalada”, aseguró.

Para dejar en claro cuán excedido en tamaño se encuentra, Ocampo apeló a un ejemplo en el que también incluyó a La Serenísima.

“Una potencia lechera como Nueva Zelanda emplea 12.000 personas para generar 22.000 millones de litros anuales. Acá, en cambio, se elabora menos de la mitad y con 35.000 empleados”, aseguró.

Otro factor que llevó a SanCor al precipicio ha sido el mal acuerdo con Venezuela. A comienzos de 2016, pactó la venta de 40.000 toneladas de leche en polvo.

El acuerdo implicaba un desembolso por parte del país comandado por Nicolás Maduro de hasta $2.200 millones.La compañía cumplió con las entregas, no así el Gobierno, que ni siquiera canceló el primer cargamento.

La empresa está al borde del precipicio. Por ahora, espera un crédito milagroso que le acerque algo de oxígeno para pensar qué hacer de cara a los meses venideros o le acerque un eventual comprador.

Fuente: I profesional

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