En el reciente Congreso de Federación Agraria Argentina, donde Omar Príncipe renovó su mandato como presidente, estuvo el Ministro de Agroindustria de la Nación, sin anuncios tal como se esperaba, pero escuchando algunos reclamos y sugerencias.
Santa Fe presentó hace ya más de un mes el pedido de gestiones de la Nación para un endeudamiento internacional, la consecución de una suerte de bono lechero, para cubrir la necesidad de conseguir 300 millones de dólares para recuperar la producción, golpeada por un otoño letal, sin embargo, más allá de aquella reunión encabezada en Buenos Aires por el Gobernador Lifschitz, aún no hubo novedades aplicables.
No se está escuchando novedad alguna al respecto, sin embargo la demora para seguir hablando de esto, gestionándolo, termina siendo tan letal como todos los pasos que se dieron post-inundación, de declaración rápida, pero de ayuda muy lenta. Hoy por hoy los productores tamberos precisan dinero para asegurarse una siembra de maíz, para mejorar las instalaciones de sus explotaciones, que en muchos casos siguen deterioradas, postergando cada vez más la inversión en reestructuración que el sector va demandando.
Aunque ya se trabaja en el avance de ripiado para los caminos rurales en una importante zona santafesina, los millones que mueve la lechería diariamente no se ven reflejados en las condiciones que se precisan para tal hecho, por lo tanto, mientras la leche en polvo a nivel global se acerque a los tres mil dólares por tonelada, las inquietudes de la Nación se seguirán apaciguando y con ventas desde Argentina, pocas pero existentes (por la falta de excedentes), a más de 3.800 dólares por unidad de medida, se irá recomponiendo el negocio que conserva debates internos muy fuertes, sobre todo el del ascenso de precios pagados al productor de manera contundente.
Además de todo esto, entra en juego que con la intención de no retraer los cinco puntos prometidos de las retenciones a la soja, yace allí una idea de reparto de fondos. Por lo que relevó CASTELLANOS, a Buryaile se le hizo llegar un pedido por parte de las provincias de Santa Fe y Buenos Aires la semana anterior en el ámbito de FAA, tendiente a ir saneando la situación de los tamberos. La intención sería que de los 16 mil millones de pesos que va a seguir recaudando la Nación, de acuerdo al cinco por ciento de retenciones a la oleaginosa durante 2017, se podría disponer una parte importante como para que por vaca, los productores puedan asegurar una mejora generalizada.
Hay una cuenta que se hace, sobre 500 mil animales que producen ocho millones de litros de leche diarios, con un promedio muy bajo que es consecuencia de la afección climática, que recortó en general un 12 por ciento de la producción. Teniendo en cuenta que se va a ir creciendo en productividad, a medida que se dé un recupero corporal y de forraje, se estima que podrían necesitarse unos siete mil millones de pesos para hacer un aporte de 3.500 pesos por vaca, claro que ese dinero que seguirá surgiendo de la soja se querrá repartir entre todas las economías regionales en emergencia, donde se pueden incorporar la caña de azúcar, la fruta, entre tantas otras.
Sin ser un subsidio, este crédito que se otorgaría con un año de gracia y tres de plazo para su devolución, en una cuenta que se saca a través del cálculo por litro de leche, terminarían en su pago conformando un fondo rotatorio, de tipo anticíclico, para poder generar un colchón en momentos complejos como el atravesado a principios de este año, para lo cual el fondo de emergencia agropecuaria claramente no alcanza, con tan sólo 500 millones.
Debates industriales
La semana anterior el Centro de la Industria Lechera tuvo una de sus reuniones anuales más importantes, donde se confirmaron cargos y se sostuvieron debates.
Con Miguel Paulón como consecuente presidente, firme en su lugar por haber dado las mil peleas en todos estos años, se habló el jueves de precios, de perspectivas, de un 2017 mucho más liviano, pero también de la disconformidad que sigue subyaciendo con el acuerdo celebrado con Brasil, donde se consideran bajos los precios negociados y pocas las toneladas mensuales. A pesar que desde el Minagro se destaque la negociación en la que la Nación no tuvo intervención, para muchos, la industria láctea se quedó corta con las cifras.
Además de esto, se escuchó en varias de las charlas del CIL la alusión que algunos funcionarios del Gobierno hacen sobre el último balance de SanCor CUL. Con una pérdida de 2.400 millones en el último ejercicio, la Cooperativa ya transita un nuevo ejercicio que tendrá cifras en absoluto revertidas para el año próximo, sin embargo, varios de los cabecillas del Gabinete que hicieron bastante para no mover los brazos del Gobierno en la consecución de un comprador para los frescos de SanCor, que se consiguió por gestión propia, son los que actualmente esperan que se repita un caso, pero de manera particular.
Lo habíamos escrito aquí, a SanCor el Gobierno la vinculaba con Cresta Roja, mucho más allá de sus diferencias, se había dicho que estaban a disposición para una recuperación, sin embargo la empresa se las arregló por su parte. Lo que sucede ahora es que uno de los importantes secretarios de la Nación, espera que SanCor no pueda superar esta etapa de venta del 90 por ciento de la línea, con la provisión de todos los servicios, esperando un final parecido al de la firma avícola que marcó el inicio del gobierno de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. Ojalá los malos augurios oficiales no se cumplan y la mayor cooperativa argentina reponga sus estructuras, una vez más y con un derrame lógico en toda la región.
Fuente: Lechería Latina. Por: Elida Thiery